El pasado 10 de junio se dieron cita varios expositores en el lugar que menos te imaginas: un parquecillo que está como a veinte metros de ‘El Rosario’ . ¿Alguien más se enteró? Nosotros, como ya usábamos Frik-in, nos enteramos con tiempo y pues ahí estuvimos.
La sede fue Parque Cambo Bello, un parque de como cincuenta metros cuadrados. Lo primero que estaba en la entrada, eran un grupo de caballeros medievales y una mini exposición de armas, pero estaba algo lejos del resto del evento, y tampoco era algo precisamente otakuoso. Después se podía ver una carpa pequeña y café, antes de llegar a una zona de blanco mucho más grande. La carpa pequeña albergaba unos cuatro puestos: uno de juguetitos vintage y algunas figuras abiertas, otro de figuras especializadas (Bandai, Figma, etc), pero con muy poca oferta, otro de smoothies y frappes, y finalmente uno de llaveros y collares, cientos de estos artículos, que podrían encajar en cualquiera de nuestras cuatro categorías. En ese espacio me encontré con un buen amigo que tenía un par de años sin ver, parece que lo friki atrae por sí sólo a varios ejemplares a su hábitat natural. Lo más lleno era el puesto de bebidas, se lo atribuyo al calor infernal de aquellos días. Pero los puestecillos se recorrían rápido, un vistazo y a lo que sigue.
Después, un puestecillo de playeras y vestidos con motivos medianamente frikis, para pasar al techo principal. Eran unos cuatro pasillos repletos de puestos pequeños, sin ninguna organización especial. En la entrada, dos puestos de comida retenían el tráfico inicial, entre los que pedían ramen u onigiri, y quienes sólo querían seguir con su camino. A pesar de que había varios puestos de alimentos, creo que sólo uno o dos eran de comida japonesa, los demás tenían papas, nachos, pizza, y dulces. El recorrido por todo el lugar, dos veces, nos llevó como una hora; a pesar de que había varios expositores, parecía más un tianguis parecido al que se pone afuera del Comic Rockshow: Además de las cosillas de cajón que esperas en una vendimia otaku, como figuras, dibujos, cómics, también había stands de cosas que pertenecen más bien a la cultura pop de los ochentas, como juguetes retro, cosillas de Star Wars, uno que otro de videojuegos usados…Como que no se pusieron de acuerdo para el rubro general que aceptarían de expositores. También hubo ilustradores y mesas de escuelas de dibujo, pero pasaban un poco desapercibidos, ya que no se encontraban concentrados en un solo lugar. Compré un cómic original, y me encontré con una amiga ilustradora que compartía mesa con un chico que dibuja yaoi (del cochinote >:D). Mi acompañante compró un ramen en el puesto que taponaba la entrada con su clientela, y yo comí un onigiri. Compré cosillas kawaii de los Moomin en un stand que traía más maquillaje coreano que otras cosas. También vi un puesto con figuras de Saint Seiya (las de Panoramation) a un precio debajo de la media que ofrecen los distribuidores oficiales, pero no las compré porque era media quincena y la economía no daba para más.
Y…ya.
El botín de ese día
A pesar de que había un escenario, como tres cosplayers, un grupo de perfomance, y música de anime en español latino, creo que faltaba lo más importante que se puede esperar de un evento otaku: AMBIENTE. No me quedó claro si tenían dinámicas o un programa de actividades, todo parecía algo aleatorio aunque seguramente si lo tenían planificado, pero no lo comunicaron adecuadamente a los asistentes. Me tocó ver un baile/perfomance de unas chicas vestidas de Sailor Moon. Muchas de las personas que veían el show, eran sus familias. ¡Eso estuvo bonito! Y era tal la euforia de sus parientes, que muchos nos acercamos a ver contagiados por su alegría. Y es que para eso son esa clase de espacios, para compartir lo que nos gusta hacer con quienes amamos. Pero al final, las actividades del escenario quizá no eran razón de peso para quedarse en el evento.
Me da la impresión de que fue organizado tomando como ejemplo otras vendimias similares, como Kawaii Fest o las que se llevan a cabo en Salón Ferrocarrileros, pero, además de que el espacio no se prestaba demasiado para hacer actividades, le faltó difusión. Algunos de los asistentes eran gente que iba pasando y se quedaron a ver, y escuché que algunos otros comentaban que no tenían claro si el evento aún estaba en pie. Quizá no es tan obligatorio tener un escenario para futuras ediciones, y podrían pensar en darle un enfoque más especializado a lo otaku, y más si se presenta como una expo de cultura japonesa. Organizar los puestos por zona de comida, zona de artistas, y demás, es algo que ya hacen en otros bazares, y que deberían considerar en el futuro.
De todas maneras, no estuvo mal, los precios de los expositores estaban dentro de la media aceptable, y era entrada libre, así que está bien por si vas pasando casual por El Rosario y se te antoja un Halcón Milenario de los que vendían a finales de los 80 o unos stickers de All Might. Pero no es para estar todo el día. Estaremos esperando futuras ediciones en esa zona que está un poco olvidada del frikismo.
Hasta aquí mi reporte, Frik-in.
Logotipo propiedad de Japocon Expo Cultura Japonesa
El pasado 10 de junio se dieron cita varios expositores en el lugar que menos te imaginas: un parquecillo que está como a veinte metros de ‘El Rosario’ . ¿Alguien más se enteró? Nosotros, como ya usábamos Frik-in, nos enteramos con tiempo y pues ahí estuvimos.
La sede fue Parque Cambo Bello, un parque de como cincuenta metros cuadrados. Lo primero que estaba en la entrada, eran un grupo de caballeros medievales y una mini exposición de armas, pero estaba algo lejos del resto del evento, y tampoco era algo precisamente otakuoso. Después se podía ver una carpa pequeña y café, antes de llegar a una zona de blanco mucho más grande. La carpa pequeña albergaba unos cuatro puestos: uno de juguetitos vintage y algunas figuras abiertas, otro de figuras especializadas (Bandai, Figma, etc), pero con muy poca oferta, otro de smoothies y frappes, y finalmente uno de llaveros y collares, cientos de estos artículos, que podrían encajar en cualquiera de nuestras cuatro categorías. En ese espacio me encontré con un buen amigo que tenía un par de años sin ver, parece que lo friki atrae por sí sólo a varios ejemplares a su hábitat natural. Lo más lleno era el puesto de bebidas, se lo atribuyo al calor infernal de aquellos días. Pero los puestecillos se recorrían rápido, un vistazo y a lo que sigue.
Después, un puestecillo de playeras y vestidos con motivos medianamente frikis, para pasar al techo principal. Eran unos cuatro pasillos repletos de puestos pequeños, sin ninguna organización especial. En la entrada, dos puestos de comida retenían el tráfico inicial, entre los que pedían ramen u onigiri, y quienes sólo querían seguir con su camino. A pesar de que había varios puestos de alimentos, creo que sólo uno o dos eran de comida japonesa, los demás tenían papas, nachos, pizza, y dulces. El recorrido por todo el lugar, dos veces, nos llevó como una hora; a pesar de que había varios expositores, parecía más un tianguis parecido al que se pone afuera del Comic Rockshow: Además de las cosillas de cajón que esperas en una vendimia otaku, como figuras, dibujos, cómics, también había stands de cosas que pertenecen más bien a la cultura pop de los ochentas, como juguetes retro, cosillas de Star Wars, uno que otro de videojuegos usados…Como que no se pusieron de acuerdo para el rubro general que aceptarían de expositores. También hubo ilustradores y mesas de escuelas de dibujo, pero pasaban un poco desapercibidos, ya que no se encontraban concentrados en un solo lugar. Compré un cómic original, y me encontré con una amiga ilustradora que compartía mesa con un chico que dibuja yaoi (del cochinote >:D). Mi acompañante compró un ramen en el puesto que taponaba la entrada con su clientela, y yo comí un onigiri. Compré cosillas kawaii de los Moomin en un stand que traía más maquillaje coreano que otras cosas. También vi un puesto con figuras de Saint Seiya (las de Panoramation) a un precio debajo de la media que ofrecen los distribuidores oficiales, pero no las compré porque era media quincena y la economía no daba para más.
Y…ya.
El botín de ese día
A pesar de que había un escenario, como tres cosplayers, un grupo de perfomance, y música de anime en español latino, creo que faltaba lo más importante que se puede esperar de un evento otaku: AMBIENTE. No me quedó claro si tenían dinámicas o un programa de actividades, todo parecía algo aleatorio aunque seguramente si lo tenían planificado, pero no lo comunicaron adecuadamente a los asistentes. Me tocó ver un baile/perfomance de unas chicas vestidas de Sailor Moon. Muchas de las personas que veían el show, eran sus familias. ¡Eso estuvo bonito! Y era tal la euforia de sus parientes, que muchos nos acercamos a ver contagiados por su alegría. Y es que para eso son esa clase de espacios, para compartir lo que nos gusta hacer con quienes amamos. Pero al final, las actividades del escenario quizá no eran razón de peso para quedarse en el evento.
Me da la impresión de que fue organizado tomando como ejemplo otras vendimias similares, como Kawaii Fest o las que se llevan a cabo en Salón Ferrocarrileros, pero, además de que el espacio no se prestaba demasiado para hacer actividades, le faltó difusión. Algunos de los asistentes eran gente que iba pasando y se quedaron a ver, y escuché que algunos otros comentaban que no tenían claro si el evento aún estaba en pie. Quizá no es tan obligatorio tener un escenario para futuras ediciones, y podrían pensar en darle un enfoque más especializado a lo otaku, y más si se presenta como una expo de cultura japonesa. Organizar los puestos por zona de comida, zona de artistas, y demás, es algo que ya hacen en otros bazares, y que deberían considerar en el futuro.
De todas maneras, no estuvo mal, los precios de los expositores estaban dentro de la media aceptable, y era entrada libre, así que está bien por si vas pasando casual por El Rosario y se te antoja un Halcón Milenario de los que vendían a finales de los 80 o unos stickers de All Might. Pero no es para estar todo el día. Estaremos esperando futuras ediciones en esa zona que está un poco olvidada del frikismo.
Hasta aquí mi reporte, Frik-in.
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