El pasado 22 de junio se llevó a cabo la Smash Con, una convención organizada por Smash México (Editorial Televisa) que pretendía satisfacer a los fans de cómics y manga en la Ciudad de México. Sin embargo, como ya pudieron ver en nuestra video-reseña del evento, terminó por quedar mal con ambos sectores.
Aquí puedes ver nuestra reseña
¿A qué se debió? La razón de sus decisiones no es del todo clara, pero lo que sí sabemos es que hizo falta contenido. En cuestión de cómics, aunque sí hubo algunas mesas dedicadas a creadores independientes (publicados incluso por editoriales ajenas a Televisa) y un par de puestos de figuras y coleccionables, la mayoría del espacio lo ocupaba mesa tras mesa dedicada exclusivamente a la vendimia de TPBs (libros recopilatorios) editados por Smash México. Mientras que en cuestión de manga, trataron de compensar el hecho de sólamente contar con dos series publicadas, lanzando 3 tomos de cada una al mismo tiempo. Así mismo, todos los eventos programados fueron o de mala calidad, o con poca o nula relación a las series que ellos mismos editan.
La entrada fue libre y los productos contaban con atractivos descuentos (exceptuando los mangas). Así que no deberíamos ponernos tan quisquillosos, ¿o si? Justamente creo que este es el problema con la mayoría de los eventos dirigidos al público otaku, comiquero y friki en general. SÍ merecemos mejores contenidos.
Esto es algo que ya otros medios han expresado, pero creo que un punto delicado que no se toca a menudo es el de la responsabilidad del público para consigo mismo. No todo se trata de apuntar con un dedo a las grandes empresas y esperar eventos de la más alta calidad.
Hay tres puntos importante sobre nuestros hábitos de consumo que creo valdría la pena analizar. Esto para determinar, como fans, qué es lo que estamos haciendo mal.
La piratería
Sí, yo sé que con esto voy a sonar como los comerciales del “papá pirata”. Pero, ¿se han puesto a pensar que la razón por la que muchas convenciones no cuentan con presencia de empresas extranjeras (estudios de animación, por ejemplo) se debe a que no confían en el consumidor mexicano? Durante muchos años, Latinoamérica en general ha sido una de las mecas de la piratería. Ya sea anime, películas, videojuegos o hasta manga, hemos destacado por nuestro ingenio para evadir las medidas tomadas por las autoridades.
No es para menos ya que, por ejemplo, en décadas pasadas era casi imposible conseguir material original de muchas franquicias de anime. La cultura otaku siempre había contado con una comunidad de personas que realizaban un verdadero esfuerzo por escanear, traducir, subtitular y difundir obras que eran inexistentes en este lado del charco.
Pero afortunada y desafortunadamente, los tiempos han cambiado. Los medios tradicionales como las editoriales, el cine y la televisión (abierta y de paga), han incrementado cada vez más su oferta de contenidos friki, al darse cuenta de que ya no somos un pequeño nicho. Y con los avances del internet, ha surgido un nuevo medio que ya todos conocemos. Esto me lleva al siguiente punto…
El streaming
Contenido bajo demanda, que es casi lo mismo que Blockbuster pero de forma virtual, es el modelo de negocio que hoy día predomina. Anime, series, películas, cómics y hasta videojuegos. Ningún extremo del espectro friki está a salvo del monstruo del streaming. Parece que todo apunta a que los medios físicos desaparecerán algún día, para ser reemplazados por las pantallas de nuestros celulares y nuestras cuentas en Netflix, Amazon, Crunchyroll, Comixology, et al.
Pero, ¿es este realmente el camino que queremos tomar? Si virtualizamos todo, hay muchas experiencias intrínsecamente ligadas a la cultura friki que se perderían para siempre. Si cada vez pasamos más tiempo frente a nuestras pantallas, y menos tiempo en lanzamientos, tiendas, proyecciones, y por supuesto, convenciones… todos esos lazos que hemos formado con otras personas gracias a nuestros pasatiempos y gustos, dejarán de suceder.
Imagina que quieres compartir tu serie favorita con un amigo o familiar. A menos que pagues un paquete más caro en Netflix, es probable que no puedas hacerlo. Y aunque lo hagas, ¿qué pasará en unos años, cuando quieras volver a verla, y llegué el momento en que ya no puedas pagar ese servicio? ¿Si la licencia ya pasó a manos de otra empresa? O peor, ¿si nadie se interesó por renovar esa licencia?
El streaming es algo efímero, y como tal, no deberíamos considerarlo como una solución final al comercio informal. Y claro, nadie tiene los recursos para comprar todas y cada una de las obras que son de su agrado. Pero, ¿no deberíamos apoyar a nuestros creadores favoritos en la medida de lo posible?
Pon tu dinero donde está tu boca
Las convenciones, como todo lo circundante a la cultura popular, son un negocio. Y aunque todos los medios logran ofrecernos obras que trascienden su función de “entretenimiento”, los creadores necesitan poder vivir de ello. ¿No sería mejor buscar la manera de ayudarlos directamente, y de paso compartir su trabajo con personas afines?
Así que mi propuesta, desde un punto de vista sumamente personal, es la siguiente: que en vez de acudir a la próxima TNT, compres un manga inédito en nuestro país, en las tiendas que se preocupan por importarlo (como Ukiyo y Hu’un). Que en vez de comprar TPBs en la próxima Smash Con, compres un cómic importado (o mejor aún, de algún autor mexicano independiente) en alguna de las pocas tiendas que los manejan (Decomixado, The Comic Store, Comics México). Y que dejes de pagar tu mensualidad en los 20 servicios de streaming, aunque sea por un mes, para comprar un BluRay de anime con alguna de las empresas que están haciendo la labor titánica y contra-corriente de traernos ese material (Konnichiwa, Arcade Media, Kora International, o tiendas que lo distribuyen como Usagi & Kame).
Si algo no nos gusta, nosotros los frikis tenemos el poder de cambiarlo. ¡Así que manos a la obra!
Imágenes:
Smash Con (2018) – Smash México
Space Pirate Captain Harlock (1978) – Toei Animation
Logo Netflix – Netflix, Inc.