Reseña Megalobox

Megalobox surge como un proyecto que conmemora los 50 años del manga Ashita no Joe. El estudio de animación encargado fue TMS Entertainment, asignando a You Moriyama como director y a Mabanua en la música.

La serie se encuentra ambientada en el futuro donde existe una ciudad que goza de grandes riquezas, y en las afueras de ésta se encuentra un pueblo sumido en la pobreza. Existe además, un deporte popular: el box, pero con la particularidad de practicarse con un gear (especie de brazos mecánicos que potencian los ataques).

Su narrativa no encaja mucho con las actuales producciones de anime, no posee demasiados clichés, el estilo visual recuerda al utilizado durante los años 90’s, con tonos pardos y líneas sucias (la influencia de Shinichiro Watanabe es evidente). En general, ésta es una de esas joyas que se encuentra uno cada tanto tiempo.

El protagonista, un individuo sin nombre ni pasado (comienza teniendo el apodo Junk Dog para luego adoptar el icónico nombre de Joe), se presenta en el primer capítulo reflejando la sensación de hartazgo por las peleas arregladas en el bajo mundo que su entrenador, Nanbu, se encarga de conseguir para ganar dinero.

En ese momento surge Megalonia, un gran torneo en donde pueden participar sólo los ciudadanos registrados. Esto parece un sueño lejano para Joe, sin embargo, el evento comienza a generar un cosquilleo que lo hace dudar sobre continuar su vida de esa manera o demostrarse a sí mismo que sus habilidades van más allá; desafiando a su entrenador e intentando participar en dicho torneo.

“Hacer lo que te dicen sin protestar es una elección cobarde. Estancarse o pelear. ¿Qué estoy haciendo?”

Un encuentro con Yuri (el actual campeón) le abre los ojos, despertando en él la determinación suficiente para perseguir su objetivo: Pelear en el ring de Megalonia con Yuri. Cada uno con sus propios motivos, establecen una de esas rivalidades que motivan a ambos personajes e incluso deriva en una suerte de amistad muy peculiar.

Debo confesar que tenía mis reservas al inicio, pero poco a poco esta serie me fue cautivando, el crecimiento de los personajes se da a diferentes niveles; por ejemplo el conflicto de Nanbu no se resuelve sino hasta casi el final, y el desarrollo de Joe tiene que ver más con cómo mantiene su voluntad a pesar de los golpes que recibe no sólo en el ring sino también en la vida, que con un cambio en sí.

Se tocan además ciertos temas un tanto escabrosos: aspectos como la pobreza y la marginación, o los estragos de la guerra en la psique del ser humano, son tratados de una manera conmovedora e inteligente.

Es imposible no sentir una gran emoción con esta serie, la animación es impecable, especialmente en los momentos de acción que se encuentran perfectamente acompañados de un estilo musical hip-hopero (que también recuerda un poco a Samurai Champloo). Además, para quienes han practicado algún deporte, pueden empatizar con la sensación casi gloriosa que produce avanzar en los entrenamientos, de atravesar las dificultades y limitaciones del propio cuerpo y de trascender los límites a toda costa.

Sin duda, todos los matices que ofrece este gran anime la convierten (por lo menos para mi) en un nuevo favorito. Pero basta de hablar acerca de esta magnífica historia, si no has visto Megalobox no pierdas tiempo y sintoniza Crunchyroll, allí están todos los capítulos.


Imágenes:

Megalo Box (2018), Crunchyroll

Megalobox surge como un proyecto que conmemora los 50 años del manga Ashita no Joe. El estudio de animación encargado fue TMS Entertainment, asignando a You Moriyama como director y a Mabanua en la música.

La serie se encuentra ambientada en el futuro donde existe una ciudad que goza de grandes riquezas, y en las afueras de ésta se encuentra un pueblo sumido en la pobreza. Existe además, un deporte popular: el box, pero con la particularidad de practicarse con un gear (especie de brazos mecánicos que potencian los ataques).

Su narrativa no encaja mucho con las actuales producciones de anime, no posee demasiados clichés, el estilo visual recuerda al utilizado durante los años 90’s, con tonos pardos y líneas sucias (la influencia de Shinichiro Watanabe es evidente). En general, ésta es una de esas joyas que se encuentra uno cada tanto tiempo.

El protagonista, un individuo sin nombre ni pasado (comienza teniendo el apodo Junk Dog para luego adoptar el icónico nombre de Joe), se presenta en el primer capítulo reflejando la sensación de hartazgo por las peleas arregladas en el bajo mundo que su entrenador, Nanbu, se encarga de conseguir para ganar dinero.

En ese momento surge Megalonia, un gran torneo en donde pueden participar sólo los ciudadanos registrados. Esto parece un sueño lejano para Joe, sin embargo, el evento comienza a generar un cosquilleo que lo hace dudar sobre continuar su vida de esa manera o demostrarse a sí mismo que sus habilidades van más allá; desafiando a su entrenador e intentando participar en dicho torneo.

“Hacer lo que te dicen sin protestar es una elección cobarde. Estancarse o pelear. ¿Qué estoy haciendo?”

Un encuentro con Yuri (el actual campeón) le abre los ojos, despertando en él la determinación suficiente para perseguir su objetivo: Pelear en el ring de Megalonia con Yuri. Cada uno con sus propios motivos, establecen una de esas rivalidades que motivan a ambos personajes e incluso deriva en una suerte de amistad muy peculiar.

Debo confesar que tenía mis reservas al inicio, pero poco a poco esta serie me fue cautivando, el crecimiento de los personajes se da a diferentes niveles; por ejemplo el conflicto de Nanbu no se resuelve sino hasta casi el final, y el desarrollo de Joe tiene que ver más con cómo mantiene su voluntad a pesar de los golpes que recibe no sólo en el ring sino también en la vida, que con un cambio en sí.

Se tocan además ciertos temas un tanto escabrosos: aspectos como la pobreza y la marginación, o los estragos de la guerra en la psique del ser humano, son tratados de una manera conmovedora e inteligente.

Es imposible no sentir una gran emoción con esta serie, la animación es impecable, especialmente en los momentos de acción que se encuentran perfectamente acompañados de un estilo musical hip-hopero (que también recuerda un poco a Samurai Champloo). Además, para quienes han practicado algún deporte, pueden empatizar con la sensación casi gloriosa que produce avanzar en los entrenamientos, de atravesar las dificultades y limitaciones del propio cuerpo y de trascender los límites a toda costa.

Sin duda, todos los matices que ofrece este gran anime la convierten (por lo menos para mi) en un nuevo favorito. Pero basta de hablar acerca de esta magnífica historia, si no has visto Megalobox no pierdas tiempo y sintoniza Crunchyroll, allí están todos los capítulos.


Imágenes:

Megalo Box (2018), Crunchyroll

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